martes, 28 de enero de 2014

Mientras tanto el hombre se convierte en U

Antojábasele que toda existencia se asentaba en la dualidad, en los contrastes; se era mujer u hombre, vagabundo o burgués, razonable o emotivo; en ninguna parte era posible, a la vez, inspirar y espirar, ser hombre y mujer, gozar de libertad y de orden, guiarse por el instinto y por el espíritu, siempre había que pagar lo uno con la pérdida de lo otro y siempre era tan importante y apetecible lo uno como lo otro.


Hermann Hesse (Narciso y Goldmundo, cap XVI)