viernes, 31 de diciembre de 2010

Digale NO a la cañita pescadora

Brinden
Coman vitél toné
Rian a carcajadas
Hagan lo que quieran hacer, y no se arrepientan
Coman ensalada rusa
Brinden
Sonrian
Salgan
Diviértanse
Emborrachense
Festejen
Saquense fotos
No tiren muchos cohetes
Brinden de vuelta
Abracen a sus amigos y a la gente que quieran (Y diganle que los quieren)
Vuelvan a brindar
Fumen (si tienen ganas)
Escuchen música
Canten
Reciten villancicos (?)
Coman pan dulce, nueces y algunas avellanas...
Pasen una hermosa noche
Que todos sus días sean días de fiesta
En fin....
SEAN FELICES (Creo que de eso se trata todo)
Y que el 2011 nos encuentre más unidos que dominados...

domingo, 12 de diciembre de 2010

Poema en línea recta

Nunca he conocido a nadie a quien le hubiesen molido a palos.
Todos mis conocidos han sido campeones en todo.
Y yo, que fui ordinario, inmundo, vil,
un parásito descarado,
un tipo imperdonablemente sucio
al que tantas veces le faltó paciencia para bañarse;
yo que fui ridículo, absurdo,
que me llevé por delante las alfombras de la formalidad,
que fui grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,
que recibí insultos sin abrir la boca
y que cuando la abrí fui más ridículo todavía;
yo que resulté cómico a las mucamas de hotel,
yo que sentí los guiños de los changadores,
yo que estafé, que pedí prestado y no devolví nunca,
que aparté el cuerpo cuando hubo que enfrentarse a puñetazos,
yo que sufrí la angustia de las pequeñas cosas ridículas,
me doy cuenta que no hay en este mundo otro como yo.

La gente que conozco y con quien hablo
nunca cayó en ridículo, nunca sufrió un insulto,
nunca fue sino príncipe -todos ellos príncipes- en la vida...

¡Ah, quién pudiera oír una voz humana
que confiese no un pecado sino una infamia;
que cuente no una violencia sino una cobardía!
Pero no, son todos la Maravilla si los escucho.
¿Es que no hay nadie en este ancho mundo capaz de confesar que una vez fue vil?
¡Oh príncipes, mis hermanos!

¡Basta, estoy harto de semidioses!
¿Dónde está la gente de este mundo?
¿Así que en esta tierra sólo yo soy vil y me equivoco?

Admitirán que las mujeres no los amaron,
aceptarán que fueron traicionados -¡pero ridículos nunca!-
Y yo que fui ridículo sin haber sido traicionado,
¿cómo puedo dirigirme a mis superiores sin titubear?
Yo que fui vil, literalmente vil,
vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.

Fernando Pessoa


Gracias Maira por presentarme este texto