No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
Oliverio Girondo
21 comentarios:
Amo a Oliverio.
Hermosa poesia.
¿Sere de las que saben volar!? ojala que si.
Un aplauso para esa poesia!
Y un aplauso para usted si piensa si.
Le dejo un beso Sr Pable, espero que le hayan gustado sus regalos cumpleañeros, y que la haya pasado bien!
Lindo lindo lindo : ) ... Le mando abrazos voladores, señor :p
Me encanto la etiqueta...industria nacional.
Y obvio que tambien el poema.
Beso!
Ahhhh qué hermosa la peli también. Amo a Girondo, aunque no sea original al decirlo
Un schmuack de domingo lluvioso, con nieve y un frío de la hostia.
Aguante Girondo y sus espantapajaros!!! Es el unico libro que en mi vida compre tres veces, siempre se lo queda algun ex...
besos!
D
Una belleza total este cacho de poesía!!!
Lindo blog :)
Calma calma que ya se vienen los besos. jaaj
No me dijo, le gusto el regalo?.
Le mando un beso que es lo que mejor se hacer jaja.
Muy bello, Pable, gracias por compartirlo.
Beso y saludo agitando pañuelo mientras se aleja.
un abrazo volador...
Tiempo sin leer a Girondo. Me sorprendió.
Abrazo
Señor Pable, vengo a devolverle el beso de la espalda y el de el cuello... Es que mire, me malacostumbro muy rápido. Pero así como se los devuelvo le voy a regalar uno en la nariz, no acepto devoluciones, no me importa que se malacostumbre usted. Chau chau!
Srta QSUM: Seguramente lo sea.
Srta Pepita: Gracias por los aplausos, y gracias por los regalos (dulces como usted)
Srta Luisana: Abrazo volador para usted tambien.
Srta Kitty: Le presto la etiqueta.
Srta Arlequincita: Sus besos cada dia son mas bonitos.
Srta (des)encontrada: Ya se que regalarle para el dia del amigo.
Srta Magnolia: Bienvenida. Me alegro que le haya gustado.
Srta Pepita: Ansiosa! Agradezco mucho su regalo y el de Chau.
Srta Leonia: No se vaya agitando el pañuelo blanco.
Srta Tere: Bienvenida. Otro abrazo para usted.
Srta Cloe: Bienvenida. Me gusta sorprenderla.
Srta Luisana: Los regalos no se devuelven, asi que disfruto su beso en mi nariz.
Abandoné las sombras,
las espesas paredes,
los ruidos familiares,
la amistad de los libros,
el tabaco, las plumas,
los secos cielorrasos;
para salir volando,
desesperadamente.
Que a Oliverio le gustaba volar está claro ;)
Me voy contenta a mi laburo después de haber revivido esa poesía...
saludos!
me gusta, me gusta!!
Srta Ju is Sam?: Bienvenida. Agradezco sus palabras, y me alegra que vaya contenta a trabajar.
Srta Magnolia: Bienvenida. Me gusta que le guste.
Uauuuu, , simplemente uauu.
Srta Natilu: Bienvenida. Pongase cómoda.
Genial... buena propuesta.
Sr David Lepe: Gracias x venir
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