martes, 3 de febrero de 2009

Los celos

Los celos se van a presentar mas tarde o mas temprano, pero a lo mejor lo que podemos hacer es discernir para ahorrarnos algunos celos que no son hijos del amor sino más bien, hijos de unas convicciones burguesas.

Hay muchos hombres que tienen celos de sus mujeres o de sus novias, que se sienten, antes que entristecidos, antes que desolados por la falta de amor, ofendidos por la invasión que otro ha hecho de algo que ellos consideran de su propiedad.

Eso me parece a mí que no tiene mucho que ver con el amor, sino con la sensación burguesa de que la mujer es una propiedad y que uno ha establecido un derecho real sobre la mujer. Entonces la aparición de otra persona usufructuando ese derecho es una afrenta. La idea de la afrenta no tiene que ver con el amor ni con el deseo. Esos no son celos sino mas bien una especie de indignación jurídica

Después, están los celos que son hijos del amor y de la pasión. Justamente con esta sensación "otro esta donde yo debería estar" o quizás mucho mas fuerte que esa sensación "ella no esta donde yo quiero que este". No tanto que este con otro sino que no este con uno, esa es la mayor tristeza.

Yo creo que el amor consiste en convertir de algún modo, de un modo verdadero o inventado, a otra persona en algo único e irremplazable. Entonces justamente ese carácter irremplazable promueve la desesperación de un hombre o una mujer cuando ve que el objeto de su amor esta eligiendo a otro como único e irremplazable. Esta desesperación es tanto mayor cuando ese carácter de irremplazable que le hemos conferido y que esa persona ha conferido a otro, es muy difícil de permutar, muy difícil de negociar, no se puede considerar único e irremplazable a una docena de personas. Justamente para considerar único a alguien tiene que no haber nadie.

Entonces este carácter definitivo que siente el enamorado rechazado, el enamorado que ve que la mujer amada esta con otro, es lo que lo hace parecer tanto a las penas del infierno, es que no van a terminar, no sucede por un rato, sucede para siempre. Pensemos en el personaje mas patético del teatro y de la realidad que es el enamorado rechazado, pensemos por un momento en la posibilidad que hay un cielo donde las personas buenas, valerosas, decentes encuentran una recompensa, entonces hasta podrían decirnos que aunque en vida no hayamos sido demasiado felices hay otra vida que nos recompensara porque hemos sido buena gente. Aquello que no conseguimos aquí lo conseguiremos allá.

En el caso del enamorado rechazado creo que no podremos complacerlo. ¿Cómo es el cielo de la persona que ama a alguien que ama a otro? Es igual. Porque muertos los tres, los amores repetirán en el cielo el mismo esquema que en la tierra. La única solución para un enamorado rechazado es ir al infierno. Institución que dados los sufrimientos que se le han deparado en la tierra serán sentido por este como una mejora.

¿Cuál es el consejo antes estas reflexiones apocalípticas? Ninguno, o quizás solo uno: Disfruten mientras puedan. Porque no tiene el cielo mejores agrados que depararnos que los que en la tierra viven los enamorados.

Y sabiendo que este es un bien que a veces desaparece, pues, disfruten.



Alejandro Dolina

3 comentarios:

Arle dijo...

Los celitos que le hacen saber al otro que te interesa, que estás atento, que querés ser su único y más placentero objetivo, son de lo más mononos.

Los que te convierten en un alma en pena, no.

besho

Anónimo dijo...

Los celos son para las minas, che.

A los hombres lo ideal sería que nos chupen un huevo.

Pulfer dijo...

Amigo, te voy a chorear el post.