miércoles, 30 de diciembre de 2009

¿De qué hablamos cuando hablamos...?

Hablo de esfuerzo de verdad. Hablo de dormir cuatro horas por día y a veces de no dormir. Hablo del olor que tiene las madrugadas cuando tomábamos mates. Hablo de discusiones inteligentes e interesantes de autores diversos y de temas diferentes. Hablo de explicarte temas mientras viajábamos en el tren. Hablo de esperarse mientras el otro rendía. Hablo de esperarse mientras el otro cursaba. Hablo de aprender a hacer silencios. Hablo de respeto. Hablo de dolores de cuello. Hablo de dolores de espalda. Hablo de hacerme resúmenes. Hablo de estar incondicionalmente. Hablo de abrazos. Hablo de confiar siempre en el otro. Hablo de exigirnos cada vez mas.


Hablo de concentrarnos. Hablo de focalizar. Hablo de tener metas. Hablo de lo importante de seguir esas metas, pero disfrutando el ir. Yo voy por ir, no (exclusivamente) por llegar. Hablo de generosidad. Hablo de altruismo. Hablo de compañerismo. Hablo de Antoine de Saint-Exúpery. Hablo de cuidarnos. Hablo de jazz. Hablo de Silvio Rodriguez. Hablo de Cortázar. Hablo de Sobre héroes y tumbas. Hablo de un árbol de moras. Hablo de Luca y de Sofys. Hablo de una hamaca paraguaya. Hablo de un viaje al norte. Hablo de Colonia. Hablo de esferas centelleantes. Hablo de las gotas de la lluvia. Hablo del lagarto blanco. Hablo de Galeano. Hablo de una flor amarilla.


Hablo de risas, hablo de que estas lejos pero estas cerca, hablo de ir al Británico (¿Acaso hay una café con leche mas rico que ese?) Hablo de leer en El Parque. Hablo de fotocopias. Hablo de apuntes. Hablo de libros. Hablo de marcadores. Hablo de cuadros sinópticos. Hablo de parciales. Hablo de recuperatorios. Hablo de finales. Hablo de trabajos prácticos. Hablo de entregas. Hablo de resaltadores. Hablo de monografías. Hablo de encuestas. Hablo de trabajos de campo.


Hablo de esperas. Hablo de uñas carcomidas. Hablo de nervios. Hablo de gastar las suelas. Hablo del tiempo que no pasa.

Hablo de una nota. Hablo de un abrazo interminable. Hablo de huevos. Hablo de talco. Hablo de harina. Hablo de agua. Hablo de satisfacción. Hablo de alegría. Hablo de armonía. Hablo de brindis.



¿Te diste cuenta que hablo de vos?
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¡¡¡FELICITACIONES LICENCIADA!!!

martes, 22 de diciembre de 2009

Y ahora... ¿Quién sirve el vermú?

"Yo no llegué a eso de no salir de mi casa, ni siquiera tengo una casa. Viajo en subte y en colectivo por que nunca voy a tener coche, voy a morir sin tener coche, siento mucho miedo a los automóviles... Claro, ahora tengo fans que se pelean por un pedacito de cualquier cosa que les tire desde el escenario.
Yo ya fui un gran fan de Led Zeppelin o Pink Floyd. Pero era un fan sereno, curtía por dentro mi admiración."


"A SUMO le gustaría poder brindar felicidad y diversión, pero no me gusta hacer proselitismo. En cuanto a decirle a la gente, creo que lo mejor sería decirle que se respeten unos a otros, pero es medio idiota por lo imposible que resulta... "


Luca Prodan (17 mayo 1953 - 22 diciembre 1987)


Les dejo acá algo para que escuchen

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Informe del cielo y del infierno

A ejemplo de las grandes casa de remate, el Cielo y el Infierno contienen en sus galerías hacinamientos de objetos que no asombrarán a nadie, porque son los que hay en las casas del mundo. Pero no es bastante claro hablar sólo de objetos: en esas galerías también hay ciudades, pueblos, jardines, montañas, valles, soles, lunas, vientos, mares, estrellas, reflejos, temperaturas, sabores, perfumes, sonidos, pues toda suerte de sensaciones y de espectáculos nos depara la eternidad.

Si el viento ruge, para ti, como un tigre y la paloma angelical tiene, al mirar, ojos de hiena, si el hombre acicalado que cruza por la calle, está vestido de andrajos lascivos; si la rosa con títulos honoríficos, que te regalan, es un trapo desteñido y menos interesante que un gorrión; si la cara de tu mujer es un leño descascarado y furioso: tus ojos y no Dios, los creó así.

Cuando mueras, los demonios y los ángeles, que son parejamente ávidos, sabiendo que estás adormecido, un poco en este mundo y un poco en cualquier otro, llegarán disfrazados a tu lecho y, acariciando tu cabeza, te darán a elegir las cosas que preferiste a lo largo de tu vida. En una suerte de muestrario, al principio, te enseñarán las cosas elementales. Si te enseñan el sol, la luna o las estrellas, los verás en una esfera de cristal pintada, y creerás que esa esfera de cristal es el mundo; si te muestran el mar o las montañas, los verás en una piedra y creerás que esa piedra es el mar y las montañas; si te muestran un caballo, será una miniatura, pero creerás que ese caballo es un verdadero caballo. Los ángeles y los demonios distraerán tu ánimo con retratos de flores, de frutas abrillantadas y de bombones; haciéndote creer que eres todavía niño, te sentarán en una silla de manos, llamada también silla de reina o sillita de oro, y de ese modo te llevarán, con las manos entrelazadas, por aquellos corredores al centro de tu vida, donde moran tus preferencias. Ten cuidado. Si eliges más cosas del Infierno que del Cielo, irás tal vez al Cielo; de lo contrario, si eliges más cosas del Cielo que del Infierno, corres el riesgo de ir al Infierno, pues tu amor a las cosas celestiales denotará mera concupiscencia.

Las leyes del Cielo y del Infierno son versátiles. Que vayas a un lugar o a otro depende de un ínfimo detalle. Conozco personas que por una llave rota o una jaula de mimbre fueron al Infierno y otras que por un papel de diario o una taza de leche, al Cielo.


Silvina Ocampo

(De "La furia", 1959)